domingo, 28 de diciembre de 2008

Peleando contra el Hielo


¿Qué pasaría si hablara hacia la pared?
Ahí, no estás tu, eso es seguro, pero...¿y si yo hablara hacia delante y tu me oyeras con interferencias o incluso eco?
¿Qué pasaría si yo solo fuera tu construcción mental?
Te diría que todos deberíamos cuidarnos muy bien de no coser bien las fantasías , dejar que se deshilachen, dejar q vuelvan a ser harapos de mil usos distintos.
¿Qué pasaría si no he entendido tu mirada?
Esa es fácil, sería altamente perdonable ya que si no hay respiración ni una nariz en medio de dos ojos se pierden millones de matices.
Qué pasaría si me atreviera a decirte: "Hazme volar". Qué pasaría si no hubiera ya perdido la emoción de los juguetes nuevos. Qué pasaría si no fuera distante y fría. Qué pasaría si todos tuviéramos el valor de gritar.
De momento sigo peleando con el hielo, aun no sé si quiero ganar. Será que disfruto luchando.

Que las letras nos salven a todos.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Mi Territorio

Mi territorio es un peonza tarada achatada por los polos.
Si la lanzó hacia el centro, se va precipitadamente hacia la derecha.
Si la lanzo con la izquierda, se irgue firme y orgullosa pero inmediatamente vacila temblorosa y cae.

Mi territorio no tiene un pasado construido, porque nadie lo conoce bien, porque nunca se ha creído una sola versión, porque el miedo imposibilita la única razón que hay, la ética.
Sin pasado construido no hay proyección de futuro.

En mi territorio todas las guerras son justas y santas.
Y siempre las ganan los mismos.
Son aquellos que andan sobre fosas de muertos olvidadas, complacidos por el silencio.

Mi territorio es una peonza, un juguete viejo que no evoluciona.
Demasiado gorda y torpe a causa de los secretos que se ha comido y que nunca quiere vomitar.


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Frase del día:
"Necio, aprende; que el mozo del ciego un punto ha de saber más que el diablo".
Lazarillo de Tormes. Anónimo.

lunes, 8 de diciembre de 2008

Amadora.
La cabeza náufraga.




Lo que más asco me da, es su pelo.

No soporto que rocen mi piel esa clase de cabellos. Me dan grima, me recuerda a lo mísero y feo que puede llegar a ser el mundo.

La habían comprado en un mercado de gitanos en Portugal. Estaba incluso más sucia que ahora, aunque eso es incomprensible, pues nunca le había limpiado la cara. Seguramente el recuerdo se ha difuminado con el entorno.

Allí, sobre una sábana roída aunque de inmensa calidad, yacía ella. También habían otros cachivaches. Una llamativa caja de música. Una colección de nudos marineros enmarcados. Unas libretas escolares usadas con el espiral de metal retorcido de forma amenazadora. Habían llaveros, vasos y fotografías de antiguas vedettes.
Pero ella, Amadora, les susurró con su boca aplastada contra la sábana.
Y se la llevaron a casa.

Al principio la convivencia fue fácil e incluso normal. Parecía que le complacía su nuevo hogar. Podía ver los balcones ajenos y las coladas ajenas.
Pero un día, tras llevarnos a la actuación más sórdida que hemos tenido nunca, show que quiso presidir personalmente sobre una mesa en mitad del escenario, desapareció.
No nos atrevíamos a imaginar qué había pasado. No preguntamos. No esperamos su vuelta.


Ayer, apareció escondida en un sombrero de copa. Nunca nos explicará nada. Nunca sabremos por qué se fue y por qué quiso volver justo un año después.
Ahora solo sabemos que le gusta ponerse máscaras de vez en cuando y mirarnos en su estante sobre el televisor.



martes, 2 de diciembre de 2008

La Nada Muerde como un Perro


Lo único que necesito es una sonrisa feliz.
En mi búsqueda me asomo y no veo nada.
La nada muerde como un perro.
Y sin embargo,
lo mejor que se puede hacer
es volver a mirar.


(Empiezo a sospechar que la nada podría ser lo que queda de un dios cuando se oculta avergonzado de nuestras mediocridades).

Debería dejar que me cuidaran más.

The mirror mask