
Una vez quise quedarme.
Detrás de los cristales, como una muñeca en un escaparate de navidad.
... tan deseable...
Y cuando quise quedarme, el alma, que no vive dentro como muchos creen, me agarró por el cuello con furia y me disparó hacia fuera.
Me pusieron un nombre, unos adjetivos y unas expectativas. Obligándome así a crecer y a sentir.
Sentí el calor de las personas y el frío de la soledad..
Oí gritar a la vida y rugir a la muerte.
Y pensé que allí dentro hubiera sido inmortal.
Y feliz como una piedra.