Tu cabello son anillos.
Son tifones.
Remolinos de aguas oscuras que prometen
(que no amenazan)
a llevarte al fondo del mar.
Son telaraña enmarañada.
Tus rizos de hombre que fue un niño
y lo recuerda,
un nido de pájaros, mullido para acoger y proteger.
Mis dedos son surco y maquinaria.
Son dirección e ingeniería de caminos.
Son decididos animales cruzando la selva.
Son calor buscando madriguera.
Las yemas de mis dedos,
Son calor buscando madriguera.
Las yemas de mis dedos,
rayos de sol penetrando las ramas frondosas
del bosque más oscuro.
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