Llegó con sus zapatos, los de las ocasiones especiales.
Era él.
Era él.
Y llegó con la sombra helada y el pensar dormido.
En su boca, una sonrisa a medio dibujar, unos labios que nunca decían nada nuevo.
No había ni una sola emoción que asomara de sus ojos que me conmoviera o inquietara.
Ambulaba por el piso y yo a veces le acompañaba en sus pasos absortos. Pero siempre intentaba esquivar el encuentro con su cara. Esa cara que yo había amado y que era mía.
No había ni una sola emoción que asomara de sus ojos que me conmoviera o inquietara.
Ambulaba por el piso y yo a veces le acompañaba en sus pasos absortos. Pero siempre intentaba esquivar el encuentro con su cara. Esa cara que yo había amado y que era mía.
Era él y había vuelto.
Y estaba a mi lado para recordarme para siempre lo sola que me había quedado.
Inspirado en:

3 comentarios:
me encantan estos microrelatos, se te da realmente bien chica..
este en especial me recodo un poema de Oliverio Girondo que colgue este verano...
http://rosadonihilismo.blogspot.com/2009/07/visita.html
un saludo divergenta
wow!
vamos...que más vale apechugar...no?
de quien era ese texto?
las fotos si, son mias, casi siempre, cuando no lo son lo especifico debajo :)
diriamos que es una especie de necrosis. "muerte celular dentro de un tejido vivo"
todo muere. sí.
salud-saludos
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