miércoles, 2 de julio de 2008

Una triste historia de una bolsa de pipas.


Pensó en hacerle una sorpresa. Se puso su mejor ropa interior, sus medias compradas en Alemania, su liguero negro y se tapó con una gabardina. Se metió en el coche. El coche no tenia calefacción. Le esperaban seis horas de trayecto. Siguió las coordenadas de una voz mecanizada intentando ser amable. No paró hasta los trescientos kilómetros. Entró con cara de sospechosa a un autoservicio a comprarse algo para cenar. Pero había olvidado la tarjeta de crédito. Cuando volvió para el coche ya no quiso volver a salir. No quería volver a pasar por el mal rato que supone pensar que todo el mundo sabe que estas desnuda tras el abrigo. Le quedaban casi dos cientos kilómetros de viaje y mucha fe en el buen criterio del GPS. Cuando llegó a la portería picó a uno de los timbres y preguntó por Olga. Hay 0.5% de probabilidades de que haya una Olga en cualquier domicilio. Así que amablemente le abrieron la puerta para que pudiera ver en los buzones una pista sobre el verdadero piso. Pero, ante su sorpresa, no habían buzones. Solo una caseta de portero vacía. Aunque sintiéndose ridícula pensó en cómo posar en actitud de asalto apoyada en la barandilla esperando que él volviera a casa. Sexy, informal, femme fatal, dómina, juguetona. A las dos horas le dolían los pies y se descalzó. Comió unas cuantas pipas que le quedaban en una bolsa que muy afortunadamente llevaba en un bolsillo de la gabardina. Se acurrucó en un escalón. Tenía mucho frío. Y se fue, dejando solo por rastro una bolsa de pipas que él miró con asco cuando entro en el rellano.

3 comentarios:

TRUE FAUX PAS dijo...

VOND!
Este año es nuestro año,
el año de todos los que me rodean también.

Que lo sepas!
Te quiere, Yebi

( VOY A LEERME TODO TU BLOG )

Anónimo dijo...

el día fue largo y duro.
ella, de tanto esperar, acabó con las pipas -que siempre comía cuando aburrida esperba al tren-, el tabaco y hasta las ganas de verlo.

él, al girar la llave que abría el portal, frenó en seco, cerró los ojos y aspiró profundamente. los pelos se erizaron y el corazón empezó a bombear con fuerza. recordó ese olor, su olor. abrió los ojos y maldijo al temporal y a esa carretera secundaria en la que se quedó atrapado por culpa de la nieve. fastidiado como ella, que siempre comía pipas cuando aburrida esperaba al tren, comprendió que allí sólo quedaba de ella su olor. se lamentó en silencio con una extraña mueca. jodida nieve!! pensó.

el tiempo y el destino a veces juega malas pasadas.
que tengas un buen año.

salud-saludos

Anónimo dijo...

Siempre es un placer leer tus palabras.. ^^ no se me escaparon ni siquiera tus videos jajajaja..
En fin
Espero que hayas empezado el año esplendidamente.
todo muy bello.

con respecto a tu cuento corto que por cierto hermoso..
El cruel desenlace de las eventualidades.. cuantos habran dejado pipas en nuestras puertas y nosotros nos hemos sentido asquedos? jajajajaja