domingo, 23 de agosto de 2009

El Silencio de los Conejos Rosas


Hoy me he despertado en el tren notando como una explosión de saliva penetraba en mi boca entreabierta. Un vagabundo tosía a veinte centímetros de mi cara.
He deseado que la humanidad muriera en manos de un coloso de inocencia y que nada quedara vivo, ni tan solo la pena.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

jajajajajajajaja

que espanto!... decime que no le faltaban los dientes..

besitos como siempre me encanta leer lo que escribis.. =)
sos simplemente refrescante

Anónimo dijo...

he sacado la cabeza para ver. el mundo continua en movimiento, con sus gentes y sus prisas... bajé al bunker situado bajo casa al pensar que el conejo rosa acabaría con todo. parece que no ha pasado nada.
creo que voy a salir.

salud-saludos