jueves, 24 de octubre de 2024

Poetisas

Poetisas. 

Chicas jóvenes que recitan en bares frecuentados por jóvenes intelectuales y hombres mayores, flacos, devotos del sexo tántrico. La sala estaría envuelta en humo neo burgués, de no ser por las leyes que prohíben el romanticismo del tabaco.

Recitan sexo con blusas sin sujetador. Intensas.  Se sienten cómodas en el escenario, bajo las luces, dueñas de sí mismas, seguras de su palabra.

Poetisas sexys. Poetisas jóvenes.

A la gente le gusta escuchar poesía de los labios de las chicas jóvenes sin sujetador. Con pasión por la vida, por sus cerebros,  por la imagen que tienen de su propia proyección. 

Poesía fresca con fecha de caducidad. 



domingo, 20 de octubre de 2024

Ventajas de viajar en tren


"—Yo vivo sintiendo como que me han metido un aspirador de almas por el culo, Laura—.


Ella me mira y veo que es capaz de entender perfectamente ese sentimiento aunque jamás lo haya vivido.


Con pausas amables, hablamos, desgranamos, compartimos y nos comprendemos. Las mujeres podemos hablar durante horas, explicarnos las mismas cosas y escucharlas con comprensiones diferentes.


Me hace pensar en J, que acaba de volver de Cabo Verde. Contaba en voz alta, entre risas compartidas, que había sido un aburrimiento. 'Es que iba con mi novio', se justificaba, como si el hastío fuera un delito que tuviera que explicar. 'Demasiados días y demasiadas pocas cosas que hacer… Si hubiera ido con una amiga, al menos habríamos llenado el tiempo hablando'.


Nadie conoce a ese novio-amigo, el alma gemela, la media naranja. Todo el mundo tiene a su pareja a secas, sin expectativas ni etiquetas, y luego se queda insuficiente. Los novios se aburren en Cabo Verde.


Recuerdo todo esto mientras viajo en tren. Llevamos una hora y media de retraso. Es exasperante. Es exasperante lo civilizados que vamos todos en nuestros asientos, con el coxis adormecido. Pienso que deberían darme la nacionalidad suiza; adoro la puntualidad y las ardillas, como si ambas fueran sinónimos de un mundo en orden, un lugar donde todo funciona como debería y las cosas pequeñas tienen sentido.


Pero claro, la realidad es otra. En lugar de la puntualidad suiza, lo que tengo es un tren detenido en medio de la nada y una larga espera para llegar a donde se supone que debería estar. Así que, para no dejar que el enfado me retuerza el estómago, me refugio en mis libros.


Tengo una nueva filia literaria. Los libros que me atrapan de verdad son los de mujeres mayores de cincuenta. Ese es mi rollo. Mujeres que analizan su presente con una lucidez brutal, que renuncian de forma consciente a idealizar el pasado y que, por decisión propia, ignoran el futuro. Me aportan, me enseñan más que cualquier otra cosa que haya leído en años.


Me hacen reflexionar en que antes el futuro era brillante, prometedor, una plataforma amplia donde ir depositando sueños. Ahora es una cornisa estrecha donde sentir vértigo. Un demonio agazapado donde no quieres mirar. Y te chista: 'Psee, psee'. Te recuerda que está allí, y si lo tienes en cuenta, hace que bajes la cabeza y mires dónde pisas, perdiéndote lo que está frente a ti. 


También veo porno, con cuidado, para que la gente de alrededor no se dé cuenta.

El porno me calma. Me calma la mente más que un disco de Jay-Jay Johanson.


miércoles, 18 de septiembre de 2024

Lo que merezco

Hoy he sentido tu vacío.

He probado lo que serían mis días sin ti, y he recordado la vida que tenía antes de que llegaras.

Hoy he deseado volver en el tiempo, regresar donde me crié, esa ciudad a la orilla del río y entender, de verdad, que el agua nunca se detiene y que su flujo constante es lo único que impide que el pensamiento se estanque.

Hoy siento que merezco vivir otra vez cerca del río, comerme siete piedras tan grandes como melones galos y agacharme a beber de rodillas, y que alguien me de una patada en el trasero haciéndome caer,  y acabar ahogada en medio metro de profundidad. 

lunes, 9 de septiembre de 2024

El Hospital

Mis padres acaban de morir. 

Los dos, a la vez. 

Han muerto en un accidente de tráfico en el que no ha quedado nada que identificar.  

Jamás pensé que sería así. 

Pero tampoco pensé nunca que lo harían plácidamente en su cama conyugal. 

Durante toda su vida han pasado inmensurables horas en hospitales públicos por sus diversas dolencias: hernias, ulceras, derramamientos de retina, depresiones, roturas, tumores, trasplantes, diálisis. Así que, siempre había proyectado que el final seria unos interminables días en un hospital.  Y la vida me ha arrebatado a mis padres, pero no me puede arrebatar la idea que tenia para acabar con ellos. 

Inmediatamente después de que me dieran la noticia, de forma mecánica, me he preparado una bolsa de deporte con cuatro cosas y me he subido al hospital universitario más cercano. Tiene un parking enorme en lo alto de una colina y vistas a un crematorio y funeraria. 

He entrado y observando con calma la sala de admisiones, he decidido subir en el ascensor a un ala donde hay habitaciones de ingresos. Hay una sala de invitados con sillas, una papelera y una maquina de bebidas y chocolatinas que no necesito pues llevo mi propia comida. Una pequeña ventana a nada interesante.  

He pasado ahí toda la tarde escuchando el ruido blanco de las maquinas expendedoras.  

Por la noche para no llamar la atención he ido por las diferentes plantas a intentar dormitar sentada en las sillas de la zona de los ascensores e incluso he hecho pequeñas visitas al bar. También he salido fuera a estirar las piernas. Te cruzas con otros familiares, igual de afligidos y compartes ese espacio con profundo respeto. Unos lloran, otros miran con ojos cristalizados. 

Yo empatizo con ellos. Ellos conmigo. Somos camaradas del dolor.  Aunque mi aflicción la pongo en un peldaño más abajo que las suyas sin conocerlas.  Porque yo soy una farsante en ese lugar aunque ellos no puedan sospechar nada. 

Todo esto me ayuda a disociarme, a pensar que nada ha ocurrido, a que solo soy una actriz metiéndome en el papel de una chica que está a punto de vivir la muerte de sus padres. Pero no. No es bien bien así. Y como la situación es tan surrealista pero a la vez tiene todo el sentido del mundo para mí, pensando pensando se pasan las horas y se cambia el foco de la realidad. Nada está pasando, ni siquiera lo que ya pasó. Se me pasa por la cabeza que todos con los que me cruzo también han venido al hospital a huir de la verdad. 

Cuando la mañana llena el ambiente de ruidos cotidianos, carritos de desayunos, parloteos de gente sana intentando animar a los enfermos; me he envalentono a pasear por los pasillos de las habitaciones. Poco a poco. En cada puerta medio cerrada,  se vislumbra pequeños retazos de vidas siempre tristes. Zapatos negros, pantalones grises, bolsos baratos colgados en sillas, revistas del corazón y crucigramas para pasar el tiempo porque poner la tele no es gratis. 

Cuando acabo mi ronda vuelvo a mi sala de espera. Allí espero. 

Espero sola o con otra gente que también espera sola. 

Pasan los días. 

Solo por las noches hay una pequeña variación de iluminación. Dos estados lumínicos. La temperatura es la misma. Los sonidos siempre los mismos. Todo el hospital deviene un gran ruido sordo. Una cáscara vacía de vidas que ya poco importan. De dolores, grandes dolores tanto físicos como emocionales que allí coexisten de una manera absolutamente civilizada. 

En algún momento me cansaré de estar allí, de no dormir, de esas sillas y ese sinvivir. Me irritará en sobremanera tener que pedir a recursos humanos más tiempo,  de pensar excusas para cuando vaya a mi medico a alargar la baja.  Me asqueará comer bocadillos fríos y tiesos. Me cansaré de mi misma y de ese hospital universitario de infraestructuras baratas. 

Solo así podré irme de allí y desearé poder despedir por fin a mis padres que no se merecen estar más allí. 




domingo, 30 de junio de 2024

Como pez fuera del agua


Avanza por encima del mar un pez de un poco menos de dos metros, transparente y viscoso. 

No puede respirar.

No puede respirar.

Boquea al aire. Empuja con sus aletas la humedad queriendo meterla en las branquias. 

Con la musculatura del lomo intenta arquearse hasta el agua. Está a escasos metros ahí abajo. Pero su cuerpo y el mar son como dos polos magnéticos opuestos (la verdad es que siempre lo fueron). 

Intenta pensar qué siente. 

Se siente ridícula, sola, utilizada, triste, frustrada.

Contrariada. 

Siente que le va a reventar su pequeño y feo corazón por la presión.  

Siente la sangre nerviosa y ácida resbalando debajo de sus escamas. 

Siente dolor en  todos los pliegues del interior la boca de la tensión. 

Quiso salir del agua y se sintió especial por haberlo hecho. Pero, por qué no podía pensar en las cosas esenciales de la vida como todo hijo de vecino. Cosas tan básicas como que era un pez. 

Y los peces no pueden hacer según que cosas. Eso lo sabe todo el mundo, incluso ella lo sabía, pero saltó hacia afuera quedándose suspendida en su puta fantasía. 

Y ahora no puede respirar,

y boquea angustiada, mirando con los ojos bien redondos hacia el mismo sitio de siempre.

Un punto indefinido y eterno entre el mar y el cielo. 

martes, 14 de mayo de 2024

Tachan

Tachan. 

Ha hecho aparición en el teatro Real de mi lóbulo frontal,  una nueva idea. 

Es una idea colosal. Con una fuerza desmesurada. Tiene hasta demasiado carisma que no sé si eso se ha dicho jamás de ninguna idea. Corre el riesgo incluso de caer mal. 

Como la artista más importante de un circo,  está ahí plantada con los brazos en jarra. Orgullosísima de ser. 

Agudiza la vista entrecerrando los ojos para poder ver más allá del deslumbramiento de los focos, allí donde la oscuridad de las gradas es densa.  

No puede ver sonrisas, ni caras de empatía, solo ve cogotes y melenas. 

El publico le ha dado la espalda. 




sábado, 30 de marzo de 2024

Más de 100 latidos por minuto

Estoy a punto de llegar al orgasmo. Lo cabalgo. Me doblo sobre mi misma mucho para acercar mi pómulo a su pecho. 

Siempre repito la misma fórmula. 

Primero lo hacía por el ángulo que adoptaba mi cuerpo, para forzar un roce allí donde era irresistible. A base de repetir lo que más me gustaba, aprendí a entrelazar la sensación torrencial de mi flujo y mis espasmos con el sonido de su corazón acelerándose.  

Con el tiempo, perfeccioné esa parafilia concentrándome más en sus latidos. Mi clímax iba aumentando a partir de escuchar como bombeaba sangre. 

Sin ser consciente de lo que iba pasando, dejé de prestar atención a mis reacciones fisiológicas, a como el vaivén carnal lograba hincharme por dentro hasta conseguir el relámpago de placer. Solo mi oído completamente concentrado en su corazón. El orgasmo venía igual. Siempre. 

Poco a poco, correrme dejó de ser importante. 

Me obsesioné hasta tal punto que a veces llegaba a casa e iba directa a abrazarle para posar mi cabeza en su pecho izquierdo. Ya no le daba besos. Solo quería escuchar los latidos como una adicta a la heroína.

Ya no había sexo. Nada era mejor que esa paz y esa calidez en mis entrañas que sentía cuando me acercaba a su eterno compás. 

Pum...Pum...

Pum...Pum...

Pum...Pum...

Durante la primavera caí enferma y él, paciente y comprensivo, se pasaba horas estirado en la cama apaciguando mi ansiedad con la cadencia de sus palpitaciones. Sus latidos me calmaban, me daban un ritmo, me daban sentido y estructura. 

Solo necesitaba eso de él. 

Al año me acabó dejando. Aunque me doliera la separación, debía reconocer su acusación de que se había convertido en un hombre a un corazón pegado. 


Pero queridos, el mundo estaba lleno de ellos.

Me instalé algunas aplicaciones de citas y me zambullí en el mar de posibilidades que nunca antes había pensado que existiera. Aprendí mucho para poder degustar todos los platos de la carta. 

Normalmente, el corazón late entre 60 y 100 veces por minuto. En las personas que hacen ejercicio habitualmente o que toman medicamentos para reducir el ritmo cardiaco, la frecuencia puede caer por debajo de 60 latidos por minuto. Si su frecuencia cardiaca es rápida (más de 100 latidos por minuto), se denomina taquicardia. Una frecuencia cardiaca de menos de 60 se denomina bradicardia. un latido cardiaco adicional fuera de ritmo se conoce como extrasístole. Las arritmias pueden suceder por enfermedades cardiacas, por una válvula anormal, o por anomalías electrolíticas en la sangre, por ejemplo, un nivel bajo de potasio. 

Seleccionaba a mis amantes según ejes temáticos que detectaba en las conversaciones previas de cortejo. Podían apetecerme tíos estresados que me revelaban que estaban pasando por una época de crisis de pánico tanto como tíos muy enganchados a la cafeína y/o a la nicotina.  Los sábados lo que me ponía era localizar en la discoteca a los adictos de cocaína, metanfetamina u otras drogas estimulantes. Entre semana me servían los que tomaban medicamentos descongestionantes, como la fenilefrina o la pseudoefedrina. Buscaba a tíos recién salidos del gimnasio, pero también de igual forma a los que tomaban pastillas para adelgazar.  Y si alguna vez alguno pretendía anularme la cita por encontrarse mal, insistía en preguntar si tenía fiebre, y si era así siempre iba a su casa a yacer junto a él. 


Todas y cada una de estas variantes eran súper estimulantes en mi escucha activa de sus corazones. Me gustaba detectar las anomalías, los matices. Ellos nunca sospechaban nada. Yo solo me los follaba en posturas que me permitieran llegar a sus latidos. 


En un principio tuve la decencia de disimular mi poco interés por el resto de persona que venía a la cita. Les sonreía y escuchaba y forzaba el irnos a la cama en busca de esa intimidad que por desgracia solo se podía llegar fácilmente a través del sexo.  Luego me cansé de impostar mi cortesía e iba directa al grano. 


Este mes he conocido a Miguel. Es administrativo en recursos humanos de mi empresa. Tiene obesidad mórbida.  Semanas atrás empecé a pasarme durante los almuerzos por su departamento con cualquier excusa para excitarme imaginándome su enorme corazón de ballena. Hemos conectado. Él no tiene interés en el sexo, tiene miedo de morir en un infarto de miocardio. Solo me pide que esté desnuda cuando me acerco con los ojos desorbitados de entusiasmo a escuchar sus latidos tensionados, generosos, inacabables.  


martes, 30 de enero de 2024

Dentro del bolsillo de la noche hay un chico que sueña.




Dentro del bolsillo de la noche hay un chico que sueña

Con la humedad de sus sueños, fabrica un mar.

Un mar donde se teje la historia de su mundo oculto.

Un mar con olas como lenguas que lamen los bordes de la realidad.

Un mar de deseos.

 

Lleva años ensimismado con ese mar al que quiere volver cuando es de día; cuando el espejo del mundo le recuerda que no es un chico; cuando recuerda que por la mañana, el soñar duele.

 

Antes de que pueda preverlo, una noche

se da cuenta que no tiene donde asirse a la realidad.

Sus sueños placenteros ahora se arremolinan amenazándolo a llevárselo a un sitio profundo donde habitan la Nada, la Verdad y la Soledad en compañía.

Las aguas le llegan hasta el cuello y tiene miedo que las tres se le metan dentro por la boca.

 

Ya no quiere respirar.

Se encuentra perdido y agotado de chapotear en la inmensidad de sus líos.

 

De repente,

en medio de la oscuridad de sus noches,

se acerca una lucecita.

 

Es un pequeño faro en una barca blanca.

Tiene el nombre de Anna escrito en la popa.

La barca le dice:

-Sube, llevo mucho tiempo sin escuchar cuentos hermosos de marineros".

 

Y él, empapado de sus sueños,

descansa por fin tranquilo con los pies descalzos sobre la barca,

sin miedo a hundirse.

Sin miedo a nada.

domingo, 24 de septiembre de 2023

La ballena

Me subes al lomo de una ballena y de esta forma cabalgamos sobre ella en un mundo que no es el nuestro, que es el de ella. 

Tomamos consciencia que somos seres deseantes y pero también objeto de deseo. 

El recuerdo utiliza montajes de grabación invertidos y poéticos, de golpe soy una niña en un parque despreocupada por las posturas que reproduce mi cuerpo y en otro momento, soy una mujer lasciva consciente reflejándose en los cristales de un escaparate del sexo. 

Tiemblo.

De golpe el cielo asfixia porque se nos ha olvidado respirar, al rato nos hurgamos curiosos las respectivas branquias. 

Debajo del agua todo es más complicado pero volvemos siempre que podemos a chapotear. 


martes, 19 de septiembre de 2023

Correrme en tus manos. 

Leernos los labios.

jueves, 14 de septiembre de 2023

Soy rica en sonrisas


Ojalá que cuando las nubes vengan,  pueda canjearlas por todas las sonrisas que me has hecho dibujar. Porque los recuerdos que ocultan cada una de ellas, son un botín,  lo más valioso que me queda.  

Ellas han aparecido en el momento que menos me esperaba, sin aviso alguno. Y me he vuelto una experta en acumularlas, pero...tengo que estar  siempre consciente y alerta. Revolotean cerca de mis comisuras,  como hadas empolilladas y he de ir rauda a a atraparlas con la boca, desgarrarlas , triturarlas y engullirlas,  para que no se marchen nunca de mí. 

Desgraciadamente, no puedo presumir de mi botín, así que he creado a su imagen y semejanza  unas más secretas. Les llamo micro sonrisas. Me sirven como plaquetas. Hacen cicatrizar las pequeñas  heridas viejas y nuevas del día a día. 

Pero la verdadera misión de estas micro sonrisas es aferrarse con uñas y dientes, con todas sus fuerzas,  desesperadas,  al recuerdo de las sonrisas nodrizas. Como en el juego de arrancar cebollas,  no vayan a despeñarse al pozo del olvido. 

Mis sonrisas, mis riquezas, son una luz cegadora, una fuerza desconcertante. Pero a la vez, sonrisas que cada día, al despertar, cuando abres un ojo y todavía no has abierto el otro, te susurran que estés alerta,  pues un día ya no pueden estar. 

lunes, 11 de septiembre de 2023

Maternidad

Mama, mama, mama, mama, mama, mama, mama, mama, mama, mama, mama, mama, mama, mama, mama, mama, mama, mama, mama, mama, mama, mama, mama, mama, mama, mama, mama,. mama, mama, mama, mama, mama, mama, mama, mama, mama, mama, mama, mama, mama, mama, mama, mama, mama, mama, mama, mama,, mama, mama, mama, mama, mama, mama, mama, mama, mama, mama, mama, mama, mama, mama, mama, mama, mama, mama, mama, mama, mama, mama, mama.

Soy Jack Torrance.

sábado, 9 de septiembre de 2023

Cosas de adultos

Resulta que ahora era adulta. 

Y tenia que hacer cosas como tal. 

Enfadarme mucho por la impuntualidad de Renfe. 
Enfadarme mucho por los coitos fracasados. 
Enfadarme mucho por las citas cortas. 
Enfadarme mucho por la falta de sueño. 

-No hay tiempo, no hay tiempo!- 
otra vez en puto conejo blanco corriendo delante mío con el reloj en mano.

domingo, 27 de agosto de 2023

Fenaquistoscopio

 Ellos eran creadores de mundos. 

Se encerraban en las golfas de las casas y,  mientras comían jamón del bueno y queso del regular sobre la cama,  hacían que el mundo que veían los demás dejara de existir.  

El tejado de barro y las vigas de madera desaparecían sobre sus cabezas y aparecía un cielo nocturno de color azul brillante con constelaciones en movimiento.   

- Fe-na-quis-tis-co-pio-. 

Ella chasqueó la lengua a cada silaba de la nueva palabra que él  le había regalado esa noche y entonces, las estrellas comenzaron a moverse lentas, dando vueltas por la cúpula celeste. 

A cambio de ese juguete óptico, ella le explicó historias moviendo las constelaciones cual títeres convirtiendo el techo en un retablo de las maravillas. 

Agacharon la cabeza para que la gran osa blanca que paseaba perezosa con su osezno detrás no les llenara la cabeza de escarcha. Cuando pasó a explicar la historia de Casiopea, le pidió a él que creara a Ceto pues siempre imaginaba los mejores seres deformados,  ella solo los soñaba. 

Y conforme avanzaba la historia y la habitación se llenaba de amazonas, andrómedas y cisnes titánicos, ellos tenían cada vez más ganas de estar solos los dos otra vez, así que mandaron a la protagonista a permanecer con la cabeza fuera del tiempo, como dioses que jugaban a ser,  y las tejas y las vigas volvieron  a darles cobijo de madriguera.

Como siempre, sus cuerpos se encendieron para apagar sus mentes. 

Para hacer descansar el mundo. 

jueves, 24 de agosto de 2023

Verano del 23

Tú y yo vivimos enredados y hundidos. 

Todo es agua y todo es espejo. 

Enredados en posidonias que danzan lentamente,

hundidos en sueños inducidos por apneas. 


Estoy en el punto más alto de la ciudad sumergida

y me lanzo al vacío. Y vuelo, que es nadar sobre ésta. 

Y luego me besas y me abrazas con brazos que ya no son brazos, 

son algas. Como  mi pelo.


De esta manera pasan las tardes de verano. 

Nos queremos lamer la sal,

nos queremos enredar y hundir

donde todo es agua y todo es espejo. 

domingo, 2 de julio de 2023

Dame tres palabras y te hago un cuento.

La niña, que ya no era una niña y era más una adolescente, se aburría mucho cada vez que llegaba verano y la enviaban dos meses al pazo de su tía abuela. Era una casa grande y vieja como su tía abuela. Era aburrida y anodina, como su tía abuela. Eran días eternos y polvorientos como su tía abuela. 


Tenía que despojarse de su increíble chupa de piel con el parche de tigre cosido en la espalda con el que ella se había labrado una personalidad, ser popular entre los chicos y chicas de la ciudad, cosa que no era nada fácil; y pasar todo el verano con camisetas viejas de rayas de colores heredadas de sus primas y pantalones cortos remendados mil veces por la entrepierna. Pero total, ahí nadie la veía. Nadie de su interés claro, solo venían de visita amigos septuagenarios de la tía abuela.


No había lugar donde esconderse del aburrimiento ni del calor. El calor era sofocante y la humedad del trópico hacía que cada movimiento resultara pesado y lento.

Por las tardes le gustaba sacar del congelador un antifaz de esos relleno de bolitas que  le parecía precioso, como si fuera un disfraz de superheroína y al ponérselo fuera a despegar e irse muy lejos de allí en busca de aventuras. Cuando se lo ponía experimentaba una sensación de alivio inmediato mientras las bolitas de hielo se fundían suavemente contra su piel.


Con el antifaz en su rostro, la niña, que ya no era una niña y era más una adolescente,  salió al patio trasero y se sentó ante una tapia cubierta de hormigas que hilaban un elaborado patrón con sus movimientos. Fascinada por el espectáculo, las observaba, olvidando por un momento su aburrimiento. La tapia blanca y descorchada tenia multitud de grietas y un moho negro creaba paisajes entre tímidos brotes de malas hierbas que se abrían camino.  Impulsada por la curiosidad, decidió seguir a las hormigas que avanzaban hacia el bosque cercano. Con cada paso, el calor del trópico se intensificaba, y las gotas de sudor comenzaron a surcar sus piernas. 

Las hormigas finalmente la condujeron hacia un claro en el bosque, donde encontró una antigua fuente de piedra. El agua fresca y cristalina fluía suavemente, y decidió refrescarse sumergiendo sus pies en ella. Aliviada, dejó que el agua fría disipara el calor acumulado en su cuerpo.

En ese momento, la niña, que ya no era una niña y era más una adolescente,  se dio cuenta de que no estaba sola. 


Cerca de donde estaba ella se encontraba un chico que minutos antes también había estado refrescándose en la fuente y ahora se había sentado en una piedra a descansar con los pies todavía descalzos y frescos. Ante la presencia de la inesperada chica con antifaz se había quedado inmóvil y  en silencio pero viendo que ya no era invisible levantó la mano con una sonrisa a forma de saludo .

martes, 30 de mayo de 2023

Una puerta tapiada

Aquellos días no estuve ahí conmigo. Me largué a través de la puerta tapiada de la pared. 

Si la intención era sentir las mismas cosas por repetición no funcionó. Mi cuerpo celebró, folló y comió, pero mi cabeza fue la primera en  salir corriendo. 

Y cuando ésta se fue, se quedaron mis dedos libres para acariciar, ya sin ataduras de la vieja yo. 

Yo me vi, tras esos ladrillos de piedra viejos, observando esa nueva yo que ya no me pertenecía, con curiosidad y distancia, como si yo misma fuera  una postal de un país inalcanzable al que siempre quise ir. 

Me largué,  porque en aquellos días supe que debía empezar a danzar y yo nunca bailo. 

domingo, 14 de mayo de 2023

Mirarle.

Cuando dibujaba o leía concentraba todo su cosmos, su caos se hacía línea recta. Su magnetismo hipnotizante desaparecía como si se desactivara un campo de fuerza invisible. Una burbuja de jabón hecha de realismo mágico explotaba. Pluf. 

Entonces en esos segundos que  mi percepción del tiempo estiraba todo lo posible, podía observarle con atención. 

Escudriñaba todos los surcos, erupciones, líneas, poros de su cara. 
Y siempre, siempre, me sorprendía, como si la persona que estuviera delante fuera alguien nuevo al que no había visto en mi vida. 
Porque efectivamente a efectos prácticos era bastante así. 

De puntillas pasaba por mi mente la idea de que ese rostro había sido joven y no había sido mío. 
Recordaba que no podía recordarle.  
Y con esa amargura, la boca del estómago se me empequeñecía y era como si mi aparato digestivo hiciera vacío. 

De repente, él levantaba la mirada dirección a mis ojos. Diciéndome cosas que me gustaba escuchar y haciendo que mis ideas trotaran y cayeran rodando como croquetas por una ladera de césped mullido.  
Con las cejas en forma de tejado de Hobbit, los ojos amables y sonrientes, la nariz de un mundo lejano, los dientes de chaval, me hacía volver a olvidar que no era mío ni nunca lo había sido. 

domingo, 23 de abril de 2023

Dos

Tu cabello son anillos. 
Son tifones. 
Remolinos de aguas oscuras que prometen 
(que no amenazan)
 a llevarte al fondo del mar.
Son telaraña enmarañada. 
Tus rizos de hombre que fue un niño 
y lo recuerda,
 un nido de pájaros, mullido para acoger y proteger.


Mis dedos son surco y maquinaria. 
Son dirección e ingeniería de caminos. 
Son decididos animales cruzando la selva.
Son calor buscando madriguera.
Las yemas de mis dedos, 
rayos de sol penetrando las ramas frondosas 
del bosque más oscuro.



sábado, 1 de abril de 2023

Primavera

Nunca antes me he sentido más guapa y más insegura a la vez. O quizás sí, pero hace tantos años, décadas, que ya no recordaba la sensación. 

Mirar la cadencia de mis pies avanzando me entusiasma porque avanzo!. Veo juguetear mi vestido a cada paso. Soy una niña jugando a ser una mujer en el prostíbulo del oeste. Somos las chicas pistoleras. Rubias y morenas.

Las caderas marchan bamboleantes, son unas BoxPok  post soviéticas. 

Cada vez que mi cabellera vacila, se pulverizan en el ambiente feromonas como si fuera la mismísima primavera en carne, huesos y zapatillas deportivas. 

Soy Perséfone, soy Kore, soy Flora, soy Maia, soy Ostara, soy Brigid. 

Y todas avanzamos como un ferrocarril, imparables, titánicas, con el vientre rugiendo, con la frente alta, felices. 

lunes, 30 de mayo de 2022

Nido de serpientes

ChamoSan


Esta semana ha ido creciendo exponencialmente mi ansiedad. 

Hace días que espero a caer de sueño antes de acostarme para que una vez en la almohada no haya opción de consulta. Pero no lo consigo. Cuando reposo la cabeza en el cojín, todo el ruido que he ido almacenando hace que mi cerebro tome forma de nido de serpientes. 

Ideas de color de alquitrán que se retuercen en un nudo continuo y orgánico. Se deslizan estrechando cada vez la lazada, creando un bulto denso sin forma determinada, imposible de saber donde está el planteamiento o el desenlace. Solo nudo.

De momento anidan en mi pues he descuidado el jardín. 

Y la única forma de acabar con ellas es prendiéndoles fuego. 



 

viernes, 1 de abril de 2022

El legado de Eva


Hoy os voy a hablar del legado de Eva.
De como nadie plantea que Adán fuera también culpable de su transgresión y por lo tanto responsable del pecado. Los dos comieron del fruto prohibido, pero solo ella fue castigada con el dolor y sumisión eterna.


Después tenemos a Pandora, que aunque su nombre signifique La que posee todos los dones (incluso el de la sabiduría de Atenea); es ella según la historia quien abre la caja de todos los males de este mundo. En este punto, da igual que fuera Prometeo quien robó el fuego y fuera la causa del castigo. Nadie cuestiona que quizá fuera Epimeteo lleno de recelo quien abriera esa caja pues era él el guardián de la llave, incluso después de haber sido advertido de que no aceptara regalos de los dioses. Fue ella, y su castigo ser la máxima responsable de la enfermedad, la guerra, el hambre, el dolor. Ahí es poco...



También tenemos a una mujer a la que han violado, que ha ido a pedir ayuda y como respuesta, no le han creído, ha sido juzgada y humillada (todo de rabiosa actualidad).
Que se ha ido a vivir sola lejos de todo el mundo maldecida por los dioses, odiada por los hombres y por la mujeres, que no ha salido de su cueva para atacar a nadie y a quien lo único que le quedaba en el mundo era su propia existencia y su propio odio completamente legitimo. Y luego tenemos a un grupo de hombres que entra de pronto, armado, invadiendo su hogar para matarla y llevarse su cabeza.
Pobre Medusa.


Pasan años y penurias y llega la cruzada por la verdad y el bien absoluto y queman, ahorcan, lapidan a millones de mujeres por alquimistas, por perfumistas, por nodrizas. Por vivir solas, independientes, por generar sus propios ingresos.
Y El inri de todo esto, es que en su visión patriarcal no pudieran aceptar que estas mujeres fueran sabias o poderosas en si mismas, sino que sus cualidades tenían que venir dadas por el diablo... Brujas, con su persecución y matanza seccionaron parte del progreso de la ciencia.




Y así hasta nuestros días, donde estos cuentos, fabulas, leyendas, embustes y envidias forman parte de un engranaje poderoso donde nos intentan enseñar a las mujeres que es inherente a nuestra condición sexual la codicia, la mentira, la estupidez, el pecado y así pues nos merecemos ser castigadas, subyugadas y mutiladas en todas las dimensiones como ser humano.




viernes, 2 de julio de 2021

Europa es gris y sucia.

 

Tiene 14 años y se llama Hope.

Su madre le puso así intentando que de esta forma todo el cosmos enviara esa vibración a la vida de su hija. No la llegará a ver crecer.

Un día le dicen que la van a llevar a Europa.  Que allí ya trabajará en un bar o si tiene suerte de modelo, hay muchas chicas como ella trabajando de modelos.  

Lo que nunca sabrá (aunque lo sospeche) es que su padre le ha vendido por una cantidad para nosotros irrisoria que quizás le sirve al resto de familia para comer el próximo mes y lo que es mejor aún, tiene una boca menos que alimentar. Hope además, tiene un ojo mas pequeño que el otro y es de difícil casar.

En un ritual que los blancos no logramos entender le hacen jurar a la chica que no dirá nada de lo que verá y sabrá a partir de ahora; que siempre estará en deuda con esa gente que le va a ayudar a llegar a Europa; y si no, cosas terribles pueden llegar a pasarles a su familia, a su buen padre.

Cruza fronteras desde Nigeria hasta el Líbano. Dentro de furgones y camiones. De vez en cuando se espabila del narcótico que le dan para que no esté nerviosa, ni grite, ni llore; y encuentra a un compañero o compañera muerta a su lado que no ha sobrevivido al calor, la sed o el hambre que hay en la oscuridad de las cabinas de transporte.  A veces son desconocidos, a veces son vecinos de su aldea.  Se habla poco o nada con los demás.

En el Líbano vive paciente en un campamento de chabolas de cientos de personas esperando su momento. Allí se enamora y hace el amor por primera vez.

Una noche vienen a despertarla, sabe que es su momento, coge una bolsa de plástico en la que tiene alguna que otra pertenencia y parte en la noche hacia la playa. 

Por el camino unos policías se cobran el peaje de su cuerpo, pero eso es lo de menos.  Ya está muy cerca y encima esa buena gente que procura por su meta le han regalado un móvil con el que ponerse en contacto con un “familiar” en tierra firme.

Sube en la balsa con unas 80 personas, más o menos. No puede saberlo.  Una chica más joven que ella justo en el momento de partir grita muerta de miedo presintiendo la muerte, el capataz de la patera le pone un machete en el cuello y deja muy claro al grupo que no está para contratiempos.

El mar es aterrador en la noche. (Esto es lo que más destacan cada una de las personas que narran su viaje migratorio).

La segunda noche en la mar, la barca vuelca, Hope consigue no morir ahogada asida a un salvavidas que no le había tocado a ella. La encuentran a la deriva con medio cuerpo quemado por el salitre y el sol.  Tendrá esas cicatrices de por vida junto a muchas otras.

La llevan a un hospital de Beirut y allí se permite llorar durante horas. Le dicen que ha perdido el bebé del que estaba embarazada.

Vuelve a la casilla de salida, a esperar su turno de nuevo.

Esta vez llegará a tierra prometida.  Europa es gris y sucia. Desde Italia distribuyen a las niñas donde pueden dar más rendimiento, donde la demanda es más insaciable y menos perseguida.

 A ella la envían a Barcelona. Su destino es ser puta en una ciudad de puteros.

Tienen mucho trabajo y “su tía”, así le llama ella y todas las demás, le pega gritándole fea ya que ella no consigue clientes. 

Una noche escucha como las chicas nerviosas se van diciendo entre dientes “cuidado, son policías secretas”. Hope es muy lista y haciéndose la tonta se aproxima al coche y dice las palabras más valientes que formulará en toda su vida:

- Soy menor, ayudadme- .

 

 

viernes, 15 de enero de 2021

Diagnóstico 2a parte. La familia crece.

 




- Sinestesia: Los lunes son rojos, los jueves, verdes. 


- Pensamiento arborescente: Suspendía siempre en matemáticas porque para mí no había una única solución a los problemas. Todo era más complejo de lo que parecía en el enunciado. Quien los escribía me ocultaba datos relevantes como qué escondía ese Juan que tenía las manzanas, la vida de los transeúntes de ese tren que salía de Barcelona a las 3, en qué año se encontraban pues según los aspectos psicosociales de cada época todo podía variar.  Al final acabé aprobando con una sensación muy fuerte de impostora, pues seguía los pasos que se suponía que tenía que seguir pero me resultaba  falso y aburrido. 


- Discalculia: dificultad en leer la hora  del reloj y llegar dos horas antes al trabajo o 3 horas después a una primera entrevista. No comprender los componentes numéricos que requiere seguir una receta.  Abandonar la idea de poder comprobar el cambio en el supermercado. 


- Distracción cognitiva: Escucho a una compañera del curso de escritura que de pequeña soñaba con ser conductora de camiones. Ya está, el resto  de hora y media  me la paso dentro de una película que se llama " Sweet Truck Driver" donde nuestra protagonista de mediana edad  recorre el medio oeste en su tráiler  para participar en los certámenes de poesía de todos los condados. 
Mientras la profesora nos habla de un escritor premiado a mi me dan un Oscar al mejor guion. 





jueves, 12 de diciembre de 2019

Yo no tengo pueblo

Yo no tengo pueblo.

El abuelo de mi padre vendía carbón en el barrio chino de Barcelona. Su padre fue chófer allí hasta que perdió un ojo. De los orígenes de su madre sé poco, solo que tenía familia que se dedicaba a la política y parte de su infancia se la pasó en Francia exiliada.

De parte de madre, mi abuela era de familia rica con varios negocios en las afueras de Barcelona.
Lo más parecido a pueblo  es Albocasser, Castellón  de donde vino mi abuelo materno donde su familia tenía una fabrica de miel. Aunque solo fuimos una vez,   yo  con apenas 12 años ya fui consciente del ambiente puritano, conservador y sofocante del cual  mi abuelo huyó y del cual yo no quise volver.

Ahí estaba yo, completamente desapegada  y huérfana de una historia plena de costumbrismos mágicos que era como yo idealizaba la vida en una aldea. Envidiando a la gente que se iba al pueblo  en vacaciones.
Me dedicaba mucho a viajar por España seguramente buscando esa sincronía.


Y aquí es donde entra mi águila, aunque ni siguiera sea de la familia. Es un quebrantahuesos.

Fue en el viaje a los pirineos oscenses.
Una naturaleza vasta y omnipotente me golpea sacudiéndome por dentro. Montañas y bosques me ubican en el mundo. Fauna y flora se exponen a mi sin tapujos.
Y en el cielo, el vuelo del quebrantahuesos bajo y lento, con pleno dominio del viento , su silbido largo y penetrante  se expande por la inmensa amplitud de los valles y me canta como un mantra que ese es mi sitio.

Debo puntualizar para que comprendáis la magnitud del momento místico, que he estado en parques nacionales de Estados Unidos y que por lo tanto no era que estuviera impresionada tanto por lo que veía, si no por lo que sentía.

Al volver a casa, mi madre me comenta que su madre nació allí. Fue por accidente pues estaban de viaje haciendo una visita de trabajo en una presa que estaban construyendo.
Ese era el dato que necesitaba para hacer encajar las piezas de mi conmoción. Para dejar de experimentar esa sensación de desarraigo que jamás pude compartir por ser consciente de que era completamente irracional. Y aunque sigo sabiendo que es extraño agarrarse a ese hilo de coincidencia lo necesito, como  ese ave necesita a las montañas.








miércoles, 23 de octubre de 2019

La mascota

Rigodón era el gato gordo con manchas de colores de la tienda de los mil cachivaches.

Se pasaba todo el día como un objeto más de decoración sobre la estantería del escaparate entre batidoras, perchas, lámparas y pela aguacates.  Tenía ese inquietante aspecto que poseían todos aquellos artículos  de estar dentro de una burbuja atemporal y plomiza.
Él también parecía estar cubierto de polvo.

Cada tarde al volver del colegio ahí estaba y era como una extensión del animal de compañía que nunca tuve.

A veces pasaba por delante y no lo veía en su sitio. Entonces pegaba mi nariz bien cerca del cristal para intentar buscarlo en el interior. Escudriñaba entre las chaquetas de borreguito y batas de boatiné ; las sartenes para asar castañas y ollas de estaño colgadas con ganchos  deformes sobre las paredes; entre el material escolar decolorado del mostrador.

Y zas! ahí lo encontraba y él me miraba con cara de quien lo han sorprendido haciendo algo que no debía. Con su boca en forma de pequeño circulo (que seguramente era una malformación de nacimiento) parecía que hubiera estado sorbiendo todas las o minúsculas de los cuadernos Santillana del 93.

De un bote saltaba sobre las cajas amontonadas y desaparecía derrapando en la trastienda donde seguramente estuviera la tendera con sombrero de bruja haciendo  una maquina del tiempo para traer más cachivaches olvidados a su tienda museo.

jueves, 10 de octubre de 2019

El silencio

El silencio es MI necesidad.
Silencio como reino para corregir un mundo demencial.
Ausencia de música, de parloteos vacíos  y voces expansivas.
Reconozco que  me excito solo de pensarlo.

Mi obsesión por el silencio ha hecho que escriba más y hable menos. Ha hecho que investigue sobre él para constatar que no estoy loca ni equivocada.
El hecho de asumir el silencio por respeto hacia un lugar y una comunidad, San Benito lo llamaba conversio morum suorum.  En la adolescencia cuando tube mis  primeras crisis existenciales me plantee muy seriamente  ser monja, pero solo por la ventaja exclusiva que tienen en sus conventos con voto de silencio.

El silencio es respeto. Es no violar con tus ruidos a alguien que no los quiere escuchar.
Esa gente que ejerce su tiranía con la música, yendo a playas a relajarse con altavoz, esa gente que te pone la radio en el trabajo porque solo así se concentran ellos... esos adolescentes que gritan en un majadero descontrol hormonal.
ESA GENTE desconsiderada y soez.
El  silencio como práctica piadosa y de penitencia por todos ellos.

En la práctica yoga, el silencio es un ejercicio llamado "manobratha" con el fin de hablar menos y cuando se haga, se escojan las palabras que tengan más significado.  Reaprender a hablar, a comunicarse como es debido.
El silencio es honestidad, reconocer que no tienes nada que decir ni compartir que merezca realmente la pena, asumir que a lo mejor lo tuyo no es importante, ni siquiera interesante para los demás.
Es la coronación de la humildad.
El silencio es mi cordura y mi paz.



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martes, 1 de octubre de 2019

Frente de Monegros

Madrugada del 3 de octubre del año 2100.
Exposición tras recuento de bajas del pelotón femenino de infantería del frente de Monegros.

El 99% de nuestras soldados se encuentran incapacitadas por diversas mutilaciones post-operatorias por heridas de guerra.  Se han detectado diferentes tipos de enfermedades respiratorias como bloqueos de tráquea y lesiones en los tejidos pulmonares. Cólicos, quemaduras químicas; taquicardias por la inhalación  de cianuro. Otras sin embargo, aunque físicamente no muestren síntomas de contaminación están empezando a enloquecer.
Hacemos constar asimismo que en esta  misiva no hacemos recuento de las soldados desaparecidas en la ciénaga.

Incluso Quevedo, el gato que utilizábamos para las avanzadillas murió ayer presentando profundas ulceras cutáneas debido a que su minúscula mascara de gas presentaba  alguna que otra grieta.

El panorama aunque pueda parecer desolador no nos resta esperanza y ansias de victoria. Además dentro del bunker sud  podemos asegurar la permanencia o posible recuperación de algunas de las reclutas.

Al menos, hoy por hoy alguna de nosotras está bien, así que esa afortunada héroe de la patria partirá mañana a primera línea de fuego sin demora con un fusil y un paquete de Malboro tal como dicta el protocolo.

Mañana también, si aún sigo en pie redactaré un extenso documento sobre los estragos de los piojos mutantes en nuestras soldados.

Esperando abastecimiento material y humano se despide la  Teniente Rialto Jefa de operaciones científicas del frente de Monegros.




viernes, 13 de enero de 2012

13/10/2012. Viernes



Mañana mi carne estará fría.
Y me tirarán al río.
Y las anguilas se comerán mis ojos.


The Crimson Petal and the White.

lunes, 7 de noviembre de 2011

viernes, 4 de noviembre de 2011

Manifiesto de J.G. Ballard


Creo en el poder de la imaginación para rehacer el mundo, liberar la verdad que hay en nosotros, alejar la noche, trascender la muerte, encantar las autopistas, congraciarnos con los pájaros y asegurarnos los secretos de los locos. Creo en mis propias obsesiones, en la belleza de un choque de autos, en la paz del bosque sumergido, en la excitación de una playa de vacaciones desierta, en la elegancia de los cementerios de automóviles, en el misterio de los estacionamientos de varios pisos, en la poesía de los hoteles abandonados. Creo en las pistas de aterrizaje olvidadas de Wake Island, señalando a los Pacíficos de nuestras imaginaciones. Creo en la belleza misteriosa de Margaret Thatcher, en el arco de sus fosas nasales y el borde de su labio inferior; en la melancolía de los conscriptos argentinos heridos; en las sonrisas perturbadas de los empleados de estaciones de servicio; en mi sueño sobre Margaret Thatcher acariciada por ese joven soldado argentino en un motel olvidado, observados por un empleado de estación de servicio tuberculoso. Creo en la belleza de todas las mujeres, en la perfidia de sus fantasías, tan cerca de mi corazón; en la unión de sus cuerpos desencantados con los rieles de cromo de las góndolas de supermercado; en su cálida tolerancia de mis propias perversiones. Creo en la muerte del mañana, en el acabamiento del tiempo, en la búsqueda de un tiempo nuevo en las sonrisas de las mozas de los bares de las rutas y en los ojos cansados de los controladores de tráfico aéreo en aeropuertos fuera de temporada. Creo en los órganos genitales de los grandes hombres y mujeres, en las posturas corporales de Ronald Reagan, Margaret Thatcher y la Princesa Diana, en el suave olor que emana de sus labios cuando miran a las cámaras del mundo entero. Creo en la locura, en la verdad de lo inexplicable, en el sentido común de las piedras, en la demencia de las flores, en la enfermedad reservada para la raza humana por los astronautas del Apolo. No creo en nada. Creo en Max Ernst, Delvaux, Dalí, Tiziano, Goya, Leonardo, Vermeer, de Chirico, Magritte, Redon, Durero, Tanguy, el Facteur Cheval, las torres Watts, Bocklin, Francis Bacon, y en todos los artistas invisibles dentro de las instituciones psiquiátricas del mundo. Creo en la imposibilidad de la existencia, en el humor de las montañas, en lo absurdo del electromagnetismo, en la farsa de la geometría, en la crueldad de la aritmética, en las intenciones asesinas de la lógica. Creo en las adolescentes, en la corrupción que hay en ellas sólo por la postura de sus piernas, en la pureza de sus cuerpos desaliñados, en los rastros que sus partes pudendas dejan en los baños de moteles miserables. Creo en el vuelo, en la belleza del ala, y en la belleza de todo lo que alguna vez haya volado, en la piedra arrojada por un niño pequeño que lleva en sí misma la sabiduría de los estadistas y de las parteras. Creo en la amabilidad del bisturí, en la geometría sin límites de la pantalla de cine, en el universo oculto dentro de los supermercados, en la soledad del sol, en la locuacidad de los planetas, en la redundancia de nosotros mismos, en la inexistencia del universo y el aburrimiento del átomo. Creo en la luz que arrojan las videograbadoras en las vidrieras de las grandes tiendas, en la agudeza de las parrillas de los radiadores en los salones de venta de automóviles, en la elegancia de las manchas de aceite sobre las barquillas de los motores de los 747 estacionados en las pistas de los aeropuertos. Creo en la no existencia del pasado, en la muerte del futuro, y en las infinitas posibilidades del presente. Creo en el desarreglo de los sentidos: en Rimbaud, William Burroughs, Huysmans, Genet, Celine, Swift, Defoe, Carroll, Coleridge, Kafka. Creo en los diseñadores de las Pirámides, el Empire State, el bunker del Fuhrer en Berlín, las pistas de aterrizaje de Wake Island. Creo en la fragancia del cuerpo de la Princesa Diana. Creo en los próximos cinco minutos. Creo en la historia de mis pies. Creo en las migrañas, el aburrimiento de las tardes, el temor a los calendarios, la traición de los relojes. Creo en la ansiedad, la psicosis y la desesperanza. Creo en las perversiones, en el amor obsesivo por los árboles, las princesas, los primeros ministros, las estaciones de servicio abandonadas (más bellas que el Taj Mahal), las nubes y los pájaros. Creo en la muerte de las emociones y el triunfo de la imaginación. Creo en Tokio, Benidorm, La Grande Motte, Wake Island, Eniwetok, Dealey Plaza. Creo en el alcoholismo, las enfermedades venéreas, la fiebre y el agotamiento. Creo en el dolor. Creo en la desesperanza. Creo en todos los niños. Creo en mapas, diagramas, códigos, juegos de ajedrez, rompecabezas, tableros de horarios de vuelos, carteles indicadores de los aeropuertos. Creo en todas las excusas. Creo en todas las razones. Creo en todas las alucinaciones. Creo en toda la rabia. Creo en todas las mitologías, recuerdos, mentiras, fantasías y evasiones. Creo en el misterio y la melancolía de una mano, en la amabilidad de los árboles, en la sabiduría de la luz.

sábado, 6 de agosto de 2011

10 años después.


La vida, en el sentido poético de la literatura,
había dejado de existir.
Solo despojos,
solo malas hiervas.

Y los niños seguían jugando a pesar de todo.


lunes, 3 de enero de 2011

Las niñas de plástico


Llovieron del cielo, como medusas bailando con la brisa.
Tan hermosas... Reflejando millones de colores en sus pieles de plástico.
Y a Verónica, a Raquel, a Silvia, a Lidia, a Carolina, a Carla, a Virginia, a Tamara, a Montserrat, a Ana, a Penélope, a Emilia, a Desiré, a Ingrid, a Lola y a Bea se les iluminó la mirada.
Las veían caer a cámara lenta, absortas en las formas caprichosas que formaban al hincharse de aire.
Y bailaban, como ellas bailaban cuando llegaba la tarde, caprichosas y burlonas.

Las niñas las desearon como deseaban ser mujeres.
Jugaron a morir como niñas reales.

domingo, 7 de febrero de 2010

Frágil



Has empezado a parecer frágil...Frágil tú!
Al gran Atlas le han comenzado a flaquear las piernas. Igual que cuando a un excursionista después de hacer una larga travesía se libra de su pesada mochila y parece que vuela, pero sabe perfectamente que sus pasos no son tan seguros como antes.

Caerás.-


- Qué sabrás tú, que eres áspera a los sentidos...- dice Atlas con su eterno semblante cansado pero con su nueva sonrisa plácida y verdadera.



martes, 12 de enero de 2010

16:42



"Cuando la pupila ve una cosa que le gusta,
se dilata aún más para verla mejor".

lunes, 4 de enero de 2010

El Plan


Hace días que te estoy regalando mis sueños.
Con alevosía y nocturnidad.

En silencio los dejo caer por el precipicio de la almohada. Llegan rodando a la comisura de tu boca, y al entrar en ella, te hacen sonreír.

Y un día me regalarás tus sueños, pensando que son tuyos, pero no serán más que los míos regurgitados.



martes, 29 de diciembre de 2009

No nacer, como una piedra.


Una vez quise quedarme.
Detrás de los cristales, como una muñeca en un escaparate de navidad.
... tan deseable...

Y cuando quise quedarme, el alma, que no vive dentro como muchos creen, me agarró por el cuello con furia y me disparó hacia fuera.


Me pusieron un nombre, unos adjetivos y unas expectativas. Obligándome así a crecer y a sentir.
Sentí el calor de las personas y el frío de la soledad..
Oí gritar a la vida y rugir a la muerte.


Y pensé que allí dentro hubiera sido inmortal.
Y feliz como una piedra.

lunes, 21 de diciembre de 2009

OYE, TÚ!


El mejor oído es el del desconocido.
Y digo esto sabiendo que eres tú,
ser anónimo que escuchas mis letras,
no las oyes de mi boca como la gente común.
A ti te hago partícipe de mis locuras y mis corduras.
A ti que se que eres real.
Porque no solo me oyes
sino que subrayas con tu mirada todo el entrelíneas,
y lo mejor,
lo haces sin ningún propósito.
Haz conmigo lo que quieras.
Úneme los puntos pensando que son pistas
y dibujarás coordenadas precisas
de un divagante y amplio "yo misma".
O puedes entrar un momento,
escucharme prestando toda tu atención
y cuando te vayas de aquí hacerme desaparecer de tu mente.

Así serás completamente mío,
durante los segundos que con toda sinceridad
tengas ganas de prestarme.
Yo te doy, tú me das.
El principio irrevocable de las relaciones humanas.

No es que este mecanismo social sea mejor,
es ENORMEMENTE DIFERENTE.
Y eso es inestimable
cuando la normalidad
(la mía, la d los demás...)
se me antoja como un espantajo terrorífico.

lunes, 23 de noviembre de 2009

Gnomos

Desde la ventana del autocar se ven las ráfagas de luz de las linternas. Son frecuentes los despliegues de búsqueda por la montaña. El ejército organiza las cacerías, pero en su mayoría son voluntarios los que participan.
Los seres no miden más de un palmo y se esconden con facilidad entre la hierba.
Al principio eran leyenda; llamados por todo el mundo enanos, gnomos o duendes. Poco a poco comenzaron a ser una realidad y ahora son un peligro público.
Son como ratas. Hay cientos.
En general a la gente les repugna aunque también hay organizaciones que actúan en su defensa, argumentando que son una especie homínida, que poseen inteligencia como nosotros.
De todo se aprovechan en la tele, y hoy han metido a tres en la casa de Gran Hermano.

Desde la ventana del autocar también he visto Benidorm, y me ha parecido incluso más sorprendente que la caza del enano.

martes, 27 de octubre de 2009

La Ciencia del Pez Globo


Pertenezco al orden de los tetraodontiformes.
Tengo la cualidad extraordinaria de multiplicar el tamaño de mi ego hasta hacerme intragable ante mis posibles depredadores.

En pequeñas excepciones este dispositivo natural se dispara sin previo estímulo, supongo que por una orden cerebral con el fin de nivelar mis frecuentes bajones de serotonina y de manera más frecuente cuando me siento atacada o asustada.

Y como cualquiera de mi especie, temo que alguien pueda manejarme algún día. Alguien que no tenga miedo a mis palabras punzantes ni al veneno de mis artes. Alguien que pueda sacarme de mi medio natural, dejarme secar al sol mientras conservo el tamaño histriónico de mi ego para convertirme luego en una lámpara decorativa introduciéndome una bombilla por la boca.





martes, 6 de octubre de 2009

Los muertos no se deben guardar.


Llegó con sus zapatos, los de las ocasiones especiales.
Era él.
Y llegó con la sombra helada y el pensar dormido.

En su boca, una sonrisa a medio dibujar, unos labios que nunca decían nada nuevo.
No había ni una sola emoción que asomara de sus ojos que me conmoviera o inquietara.
Ambulaba por el piso y yo a veces le acompañaba en sus pasos absortos. Pero siempre intentaba esquivar el encuentro con su cara. Esa cara que yo había amado y que era mía.


Era él y había vuelto.
Y estaba a mi lado para recordarme para siempre lo sola que me había quedado.




Inspirado en:



viernes, 2 de octubre de 2009

Se acabaron los cuentos

Se acabaron los cuentos, porque hay demasiados muertos en ellos. ¿Por qué al lobo le abrieron en canal para llenarle por dentro de piedras para seguidamente tirarle al rio? ¿Por qué han de quemar a señoras ermitañas en hornos? ¿Cómo pueden comer perdices después de ser tan crueles?

En mi cuento no habían crueldades, solo un baile y mis labios expirando humo. Un lobo nada feroz y un niño bueno andando sobre una raya mal trazada en el suelo con aires de funambulista. Había también un enano en un vientre inacabado y un oído sabio que escuchaba y comprendía. El mundo de Alicia ya me ha sobrepasado. El tablero de ajedrez se ha hecho concreto y confidente. Ya no soy una niña, ya no soy un cuerpo con intención de ser. 

  Se acabaron los cuentos, excepto este, el que recuerdo continuamente.
Beck - Everybodys Gotta Learn Sometime